domingo, 9 de septiembre de 2007

ELEMENTOS

Maraia Blacke, nació una noche fría y melancólica, de la unión de un poco claro reproche y un silencio. Se descolgó silenciosa y ágil, del arpegio solitario e irrumpió escandalosa por el tímpano desprevenido del poeta. MARAIA no vino para quedarse. Estará con nosotros hasta tanto nadie repare en su existencia. Solo nos esperará mientras nadie sienta deseos de compartir su espacio y nos amará únicamente, si no cometemos el error de corresponder sus sentimientos. Maraia Blacke no es nada y desde ese lugar y su vacio, alimentará los cuatro elementos y se dejará alimentar por ellos. El viento cantará canciones en lenguas extrañas y con caricias peinará sus cabellos pasionalmente revueltos. La tierra, su olor y su firmeza: su sostén, su seguridad. Volverá a ella cada vez... con su frente baja, con sus manos vacías y su corazón desecho en busca de un refugio. El agua: ese medio primero donde flotan los sonidos del silencio que curan sus heridas. Será su paz. El fuego… donde vive y donde muere cotidianamente; donde llora; donde rie. El fuego: Serán sus ojos buscando las palabras que jama dirá.

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